LA SUSTANCIA: SÁTIRA DE EXCESOS Y SANGRE
- Guillén Palacín
- 30 nov 2024
- 2 Min. de lectura
por Guillén Palacín

La sustancia es una película que te supera, que corre más rápido que el espectador. Durante la primera mitad, muy estilo Darren Aronofsky, Coralie Fargeat busca el asco fácil, trata de criticar la sociedad y los cánones de belleza con simpleza y sin demasiados aspectos destacables. Parece buscar llamar la atención con pretensiones descomunales y algo vacías. Es cierto que sabe retratar la inseguridad con acierto, pero su continua búsqueda escatológica me causa mucho rechazo. Además, su crítica al sistema parece basarse en un simple "qué malos son los hombres blancos con poder".
A finales del segundo acto, vi que la mejor decisión era dejar de tomármela enserio, simplemente disfrutar. Entonces la horrible sensación de vergüenza se transformó en carcajada. Comprendí la sátira excesiva que buscaba. Es una película muy disfrutable. Su final sangriento y desmesurado ha generado bastante debate. En mi opinión es un acierto, una forma de llevar al más allá el mensaje buscado.
Salí del cine abrumado, sin comprender muy bien que había visto. Definiría La sustancia como una experiencia. Puede que su sonido histriónico genere esa sensación de aturdimiento. O puede que la sangre y el asco sean los culpables. La realidad es que es un film imposible de definir. Quedarse en el "es asquerosa" es una simplicidad barata y absurda. Puede que sea desmedidamente grotesca pero va acorde con su propuesta.
La sustancia es algo tan difícil de catalogar que llegar a unas conclusiones rozaría lo imposible. Es algo que hay que sentir para después poder tratar de explicarlo, aunque nunca se logrará una definición que cubra a la perfección el significado.
POSDATA CON SPOILER: cuando Demi Moore se convierte en el traidor de 300 puede ser fácilmente el mejor gag de lo que llevamos de siglo XXI.
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