LA TRILOGÍA DE KOKER: LA BELLEZA DE LO SIMPLE, LA POÉTICA DE LO COTIDIANO
- Guillén Palacín
- 21 jun 2024
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 6 jul 2024
por Guillén Palacín

Abbas Kiarostami es una figura icónica en el mundo del cine, reconocido por su capacidad de observar y desnudar la vida desde su lente. Es un poeta que se expresa a través de una cámara. El mismísimo Jean-Luc Godard afirmó que “el cine comienza con D.W. Griffith y termina con Kiarostami”.
Nacido en Teherán en 1940 y fallecido en París en 2016, Kiarostami exploró diversas formas de arte a lo largo de su vida, incluyendo el cine, la pintura y la poesía. Se graduó en Bellas Artes y trabajó durante cinco años en el Centro para el Desarrollo Intelectual de Niños y Jóvenes Adultos, donde realizó películas educativas. Esta experiencia enriqueció su comprensión del mundo infantil, una perspectiva claramente reflejada en la obra que le abrió al mundo ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987). Aunque no de manera intencionada, este film se convirtió en la primera parte de una trilogía distinguida por teóricos y críticos de cine: la trilogía de Koker, ambientada en el pueblo homónimo.
En 1990, Irán sufrió una de las peores catástrofes naturales de su historia, un terremoto que provocó en torno a 50.000 fallecidos. Este afectó a la zona en la que se encuentra Koker. Este trágico evento inspiró a Kiarostami a crear la segunda película de la trilogía, La vida y nada más (1992), también conocida como Y la vida continúa. En esta obra, el director ficticio de ¿Dónde está la casa de mi amigo? , un alter ego de Kiarostami, viaja a Koker en busca de los jóvenes protagonistas de la anterior película.
A través de los olivos (1994) cierra la trilogía. Narra una historia de amor en el rodaje de La vida y nada más. Kiarostami creó una obra metafílmica que llega incluso a ser experimental, en la que se difuminan la realidad y la ficción.
En la trilogía de Koker, Kiarostami no sólo explora la vida rural iraní, sino que también trata temas universales como la reconstrucción tras la caída, el miedo, la muerte o el amor. Todo desde un minimalismo técnico repleto de símbolos líricos.
¿DÓNDE ESTÁ LA CASA DE MI AMIGO? (1987)

SINOPSIS: en la escuela del pueblo de Koker, al norte de Irán, Mohamed no ha hecho los ejercicios en el cuaderno, y el profesor le amenaza con expulsarle de la escuela si vuelve a repetir la misma falta. Esa misma tarde, su compañero Ahmed toma por equivocación el cuaderno de Mohamed; cuando se da cuenta, decide ir a buscar la casa de su amigo para devolvérselo. (FILMAFFINITY)
En la primera entrega de la trilogía, Kiarostami sorprende con una capacidad superdotada para captar la perspectiva y la esencia de la niñez. Su capacidad para mostrar los miedos e inquietudes de los niños es fascinante. Sin ir más lejos, el conflicto principal aparece de algo muy infantil. Ahmed convierte un simple error en un gran dilema que parece ser a vida o muerte. Finalmente se soluciona con sencillez.
La película también puede observarse desde una lectura política. Ahmed es capaz de revolucionarse ante un poder disciplinario y autoritario por un objetivo claro (podrían ser unos ideales). Sin embargo, al reflexionar sobre la película aparece la idea de que simplemente Kiarostami quiere mostrar su filosofía de vida.
Otro aspecto a resaltar es la incomunicación entre Ahmed y los adultos. En su camino, prácticamente todos aquellos que le ayudan son niños. Ni Ahmed entiende a los adultos ni estos al pequeño. El único adulto que le intenta ayudar es el anciano, y en realidad parece estar intentando matar su soledad más que ayudar al niño.
El pilar fundamental que cimienta la película es la amistad. Ahmed hace todo lo posible por salvar a su compañero y amigo. Es curioso observar cómo al final de la película, para los niños parece como si Mohamed se hubiese salvado de la muerte. ¿Dónde está la casa de mi amigo? ya muestra ese gran respeto de Kiarostami al espectador, le permite pensar y reflexionar, intuir y meditar para sacar unas conclusiones propias. Esta es una de las grandes aptitudes del arte.
A pesar de su aparente simpleza y su reflejo de la cotidianidad, Kiarostami expone diversos símbolos. Principalmente dos:
Las puertas y las ventanas: aparecen insistentemente. Objetos que nos abren a otros mundos totalmente distintos.
El zigzag: tiene su primera aparición, aunque es una obsesión del iraní durante toda la trilogía. Ahmed sube una cuesta en la que el camino es un zigzag muy definido. Tiene innumerables lecturas, la principal, el propio camino de la vida.

LA VIDA Y NADA MÁS/ Y LA VIDA CONTINÚA (1992)

SINOPSIS: Narra la tragedia humana provocada por el gran terremoto que asoló Irán en 1990. Un director de cine y su hijo deciden, tras el terremoto, visitar el pueblo donde habían rodado la película "¿Donde está la casa de mi amigo?", para saber cómo están los niños actores que participaron en ella. (FILMAFFINITY)
En medio de la destrucción masiva, brota una semilla de solidaridad y optimismo que florece en la belleza de la vida.
La segunda entrega de la trilogía de Koker mantiene su gusto por mostrar lo bello en lo cotidiano y lo sencillo. En este caso funciona como una especie de ficción en forma de documental. Sabe leer las consecuencias del terremoto con optimismo y realismo y no crea un drama lacrimógeno. Tras una desgracia, la vida continúa y como dice el abuelo, seguir vivo es el arte más sublime de todos.
Al igual que en la primera entrega, la película consiste en un viaje interior y exterior, aunque esta vez en coche. Al fin y al cabo también es una búsqueda. Kiarostami muestra los paisajes destruidos desde la ventanilla del automóvil y desde la perspectiva del joven hijo del director. El iraní vuelve a estar sobresaliente en la forma de tratar a los niños, en especial al hijo del director. El niño aparece con una inocencia y curiosidad propias de la etapa infantil, habla de fútbol constantemente y no termina de entender algunas cosas. También repite aquello que dicen los mayores. No obstante, se percibe a un jovencito inteligente, ya que reflexiona sobre la vida con una sabiduría digna del anciano que aparece en la película.
El anciano, que es el actor que hace de anciano en ¿Dónde está la casa de mi amigo? , reflexiona sobre cómo la vida debe seguir tras la desgracia. Muestra amor y admiración por la vida. El director se muestra curioso con todos los supervivientes, ya que los conozca o no, siempre pregunta por cómo se salvaron. El optimismo de los recién casados también es muy importante para Kiarostami. Sus discusiones y conversaciones son un ejemplo perfecto de aquellas pequeñas cosas que caracterizan el cine de Kiarostami.
Muchos personajes aparecen tristes y rotos, pero todos quieren continuar con su vida y reconstruirla. Quizás ahora aprecian más la vida. Kiarostami quiere enseñar cómo a pesar de los obstáculos, la vida merece ser vivida, lo refleja a la perfección con ese final simbólico en el que el zigzag vuelve a predominar en la pantalla.
En este caso, el director intenta subir por una gran pendiente en forma de zigzag. En un primer instante lo intenta pero al coche se le terminan las fuerzas. En el segundo intento, el director es capaz de subir y además logra recoger a una persona que iba cargada, que le había advertido anteriormente sobre la pendiente. Una vez más, Kiarostami refleja el camino de la vida, con sus obstáculos, colaboraciones y decisiones.

Kiarostami aborda el desastre con naturalidad, sin excesivos dramatismos. No juzga la situación ni a las personas, solo da su opinión con respeto y poesía evocando la vida como el arte más grandioso y bello.
A TRAVÉS DE LOS OLIVOS (1994)

SINOPSIS: Un equipo de rodaje llega a un pueblo del norte de Irán, en la región de Koker, devastado por un temblor de tierra, para realizar una película. Hossein, un muchacho del lugar, es contratado como ayudante del equipo y, además, se le asigna la interpretación de un pequeño papel. Casualmente, también colabora en la película una muchacha del vecindario, de la que Hossein está locamente enamorado, pero los padres de ella lo rechazan porque carece de recursos económicos. (FILMAFFINITY)
Seguramente sea la más experimental de las tres, pero continúa teniendo sellos de identidad de las anteriores. Visualmente es parecida a la segunda entrega, con reencuadres a través de las ventanillas y los retrovisores o los continuos viajes en coche, enfocados desde la cámara-coche o desde el piloto/copiloto.
Como en toda la trilogía, Kiarostami muestra la hermosura de lo cotidiano y ofrece varias reflexiones encantadoras con simples conversaciones diarias. Un ejemplo memorable es un abuelo que dice no querer tener otra mujer, ya que tras haber fallecido su esposa en el terremoto le parecería de mal gusto encontrar otra a sus 65 años. Otra escena notable es la sencilla pero conmovedora belleza del eco.
Los sentimientos de los personajes continúan con un hilo realista y su condición experimental no obstruye la capacidad de reflejar la cotidianidad con belleza y lirismo. El director se mantiene igual de curioso que el protagonista de la anterior entrega, preguntando constantemente a los sobrevivientes su historia.
No se muestra tanto la miseria y en general hay un clima más feliz que en La vida y nada más. Se centra en el insistente amor de Hossein por Tahere. Por primera vez, al final de la película, llegamos a ver más allá del zigzag. Hossein persigue pasivamente a Tahere mostrándole su amor mientras ella le ignora, como durante toda la película. Hay un momento en el que Hossein parece perder la esperanza, justo debajo del zigzag. Tras pensarlo y continuar intentando hablar con Tahere, comienza a correr para intentar llegar hacia Tahere. Tras subir el zigzag, vemos desde un plano muy alejado los últimos intentos de Hossein. Desde lo lejos, apreciamos como finalmente Tahere se gira y Hossein corre contento el camino de vuelta.

Es un final de una maestría absoluta, podría haber sido mostrado de mil maneras y a Kiarostami se le ocurrió una tan original y bella que cautiva al espectador, cerrando la trilogía de forma magistral.
¿TRILOGÍA?
Kiarostami se resistió a considerar trilogía a estas 3 películas, pues dice que solo están comunicadas a través del lugar de los hechos. Incluso, sugirió que se considerasen trilogía las dos últimas entregas de la trilogía de Koker junto a El sabor de las cerezas (1997), ya que tienen en común el tema de la preciosidad de la vida.
Se aprecia notablemente más similitudes entre La vida y nada más y A través de los olivos , que de ambas con la primera. Sin embargo, hay un eje temático que las une, la primera película. Sin ¿Dónde está la casa de mi amigo? No habría ninguna de las siguientes. De ahí surge la consideración general de las tres como trilogía.
UN POETA CON UNA CÁMARA

Kiarostami es capaz de hacer magia en las tres películas de la trilogía de Koker. A través de una mezcla entre ficción y realidad, muestra una visión única de la vida y el arte. De manera implícita, sus historias reflejan el progreso generacional, desde lo tradicional y disciplinado hacia una juventud revolucionaria y libre.
La trilogía habla de lo fascinante que es la vida, pero también de las relaciones humanas. Desde un minimalismo absoluto, el cineasta iraní es capaz de bajar a la tierra unas ideas abstractas y complejas. En lugar de utilizar el cine para narrar una historia convencional, Kiarostami captura y documenta fragmentos de vida, mostrando imágenes poéticas que invitan a una profunda reflexión vital.
La trilogía de Koker es el ejemplo perfecto que refleja el talento de Kiarostami para mostrar la belleza de lo simple y la poética de la cotidianidad. Su cine tiene una cualidad única y excepcional: terminar una película y quedar fascinado, sin saber exactamente por qué, es la magia que solo un poeta con una cámara puede lograr.
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