LITTLE ODESSA: FAMILIA Y CRIMEN. UNA CUESTIÓN DE SANGRE
- jongorostiza13
- 15 oct 2024
- 4 Min. de lectura
por Jon Gorostiza

We Own the Night, Two Lovers, Ad Astra… son algunos de los títulos por los que el espectador identifica al cineasta norteamericano James Gray. En 1994, con tan solo 25 años, presenta una formidable ópera prima desgraciadamente olvidada, Little Odessa (o Cuestión de Sangre en español), la cual escribe y dirige. Gray se hizo con el León de Plata a Mejor dirección en la 51ª edición del Festival de Venecia de 1994, además de una nominación al León de Oro a Mejor película. Esta sería la primera de una trilogía dedicada al drama familiar en torno al mundo del crimen y la mafia, seguida por The Yards y acabada en la anteriormente mencionada We Own the Night.
LA TRAGEDIA FAMILIAR
Joshua (Tim Roth) trabaja como asesino a sueldo. Su padre Arkady (Maximilian Schell) lo desprecia por ello y no lo reconoce como hijo. Este castiga severamente tanto física como psicológicamente a su otro hijo Reuben (Edward Furlong) con el fin de impedir que siga los mismos pasos que su hijo mayor. Reuben, a su vez, idolatra a su hermano mayor Joshua. Mientras tanto, la madre de estos, Irina (Vanessa Redgrave), enferma terminal, pasa encerrada en casa la totalidad de sus días . Su marido Arkady cuida de ella en su lecho de muerte aunque al mismo tiempo le es infiel.
Gray explora los vínculos familiares a través de un protagonista oscuro y frívolo, cuyo poder reside en el arma. Tras realizar un trabajo Joshua se ve obligado a volver a su pueblo natal, Brighton Beach (Brooklyn), para efectuar otro. Este ha de enfrentarse a su pasado y a una familia que abandonó. Todo acercamiento a su hermano o madre se ve interrumpido por un padre que rechaza su presencia y lo desconoce. El director coloca al espectador en un lugar incierto: ¿Es correcto entender a Arkady a pesar de sus métodos y brutalidad? ¿Se ha de perdonar u olvidar por una mera cuestión de sangre?
El cineasta norteamericano acomoda la historia dentro del género de mafia o crimen organizado, sin embargo, la cinta no es sino un terrible drama familiar donde los personajes son víctimas de sus propias convicciones y actos. Asimismo, personajes como el de Reuben o Alla (Moira Kelly), antigua novia de Joshua, sufren también esas consecuencias de forma colateral. El único atisbo de amor o ternura en la trama se encuentra en el amor incondicional de Irina hacia sus hijos, pero cuya condición terminal dista mucho de ser esperanzadora.
La familia Shapira es la trágica crónica de un siniestro, un hijo bastardo, además de la enfermedad terminal y un hijo menor que parece seguir los pasos de su hermano. El regreso de Joshua abre heridas sin cicatrizar y nos sugiere un pasado que solo los personajes conocen, pero que el espectador deduce a medida que transcurren los hechos.
LA FE
"¿Crees en Dios?" "Espera diez segundos a ver si Dios te salva".

Joshua muestra un desprecio absoluto por Dios y la fe. Disfruta burlándose de esta y de sus adeptos. Sus pecados son innumerables y no parece existir redención o perdón posible para él, aunque tampoco lo contempla. Arkady, al contrario, obcecado en la correcta crianza de su otro hijo, cree que Dios es testigo de su intento por enderezar a Reuben y que sus salvajes métodos serán de alguna forma perdonados debido a la voluntad tras estos.
Padre e hijo son personajes terribles y ambiguos a la vez. Si bien Joshua es capaz de asesinar por encargo muestra mayor decencia al relacionarse con su familia, sobre todo con su hermano Reuben y su madre Irina. Por otro lado Arkady es dueño de un quiosco y trabaja para ganarse la vida. Es un hombre aparentemente respetable, sin embargo, no duda en utilizar la violencia sobre su hijo como correctivo además de serle infiel a su esposa. Padre e hijo son reflejos opuestos de sus convicciones, aunque en su metodología y ambigüedad moral no difieren tanto uno del otro. Son producto de un pasado marcado por la violencia y su odio es mutuo e irreparable.
Tanto cuando Joshua aprieta el gatillo como cuando Arkady golpea a Reuben, Dios está omnipresente. Arkady lo abraza y se refiere a él en varias ocasiones. Joshua lo reta y no le muestra más que arrogancia. Pero ambos tendrán que servir penitencia por sus pecados en algún momento u otro.

UN TONO, UN RITMO, UN ESTILO
Sorprende descubrir que Little Odessa se trate de una opera prima tanto por su madurez como por la naturaleza de su propuesta. Su autor narra un no muy complejo drama envuelto en el mundo del crimen organizado, pero no se trata del qué sino del cómo. A diferencia de sus contemporáneas dentro del género como Reservoir Dogs (1992), Goodfellas (1990) o Miller´s Crossing (1990), la cinta de Gray no se caracteriza por la existencia de unos excéntricos personajes, una frenética narrativa o una enrevesada trama sino por todo lo contrario, la sobriedad.
El propio reparto es responsable de ello, pues unos espléndidos Tim Roth y Maximilian Schell hacen de su respectivo personaje una figura gélida que no desprende vida alguna.
La historia, que arranca con una ejecución, posee un ritmo pausado y sosegado, al igual que Brighton Beach; desolada y solitaria, de colores apagados y siempre fría. Gray no dota a la historia de grandes florituras ni artificios, presenta los hechos de forma seca y austera. Es el espectador quien los asimila y les confiere el peso dramático del que en apariencia carecen. Su autor conduce al espectador a un clímax trágico e inevitable, pero que este último podía presentir desde el regreso de Joshua a su pueblo natal, desde el primer plano, desde su solemne banda sonora o desde su pésima y oscura atmósfera.


James Gray demuestra pulso de acero en su ópera prima tanto en guion como en dirección. Ambas ofrecen como resultado un film sólido y realmente poderoso. Su apartado técnico, sutil pero elegante, respalda la que es una historia simple dentro de un género dado a la extravagancia y que más adelante explorará, eso sí, con un tacto diferente al de su primer largometraje. Quizá eso haga de Little Odessa una película especial y reivindicable, su frialdad, su pulidez frente a sus obras posteriores. En definitiva, una joya para aquellos que aprecien el cine de autor dentro del género.
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